Por: GR (RA) Juan Salcedo Lora
Una visita de un presidente extranjero a Colombia siempre ha dado motivos para calcular por parte de las autoridades los riesgos que ello contiene. Si se trata de presidentes latinoamericanos, los riesgos disminuyen, se minimizan o desaparecen, a menos claro está, que estuviésemos hablando del presidente cubano Fidel Castro o su hermano Raul. Hoy, aunque descartable, una visita del presidente Maduro sería de alto riesgo.
Ahora bien, si se trata de un presidente norteamericano, siempre habrá que minimizar los riesgos potenciales, ante la absoluta certeza que su visita estará cargada de expectativas, reparos, protestas, manifestaciones y la peligrosa aparición del atentado personal contra el mandatario de turno, por parte de la izquierda nacional, pero a su vez motivada por el comunismo internacional.
Medidas extremas se han usado y los cuerpos de seguridad propios han salido airosos en cada reto. Es más, los sistemas y procedimientos adoptados han sido tomados ejemplarmente por potencias y países con este tipo de riesgos en sus visitas a otras naciones. La personalidad y prestigio del visitante está en relación directa con la posibilidad de aumentar los riesgos.
Las visitas no han dejado de ser motivo de inquietud por el concepto de los latinoamericanos con respecto a a los norteamericanos y sus mandatarios. Colombia ha sido un escenario grato si se compara con los recibimientos negativos por parte de gobiernos y partidos de oposición en cada país. Uno de los presidentes mayormente controvertidos y con multitudes en contra de la visita se propició durante los pocos días que el presidente Bush, hijo de fallecido mandatario del mínimo nombre.
Por allá en la década del 60 visitaron Colombia los presidentes Kennedy de los Estados Unidos y Charles de Gaulle de Francia.El 17 de diciembre de 1961 se produjo la visita del presidente John F. Kennedy, para conversar con el presidente Lleras, en un momento en que el prestigio del joven presidente norteamericano estaba en un bajo nivel de popularidad por el fracaso de la operación de la Bahía Cochinos en Cuba y el desembarco de fuerzas para derrocar a Fidel Castro, la Unión Soviética aumentaba sus posibilidades en la carrera espacial y el muro de Berlín, así que la visita de John F Kennedy y su esposa Jacqueline a Bogotá era, a todas luces, una forma de mejorar las relaciones entre su país y Latinoamérica. Igualmente estaba en la agenda de los mandatarios los temas la naciente OEA y de la “Alianza para el Progreso”.
El suscrito, en cumplimiento de las tareas propias de seguridad, inauguramos una más, recién creada y por probar, cual era que de cada escuadra, a lado y lado de la ruta de desplazamiento de la comitiva, el primer hombre, sin armas como si el resto de la escuadra, al pasar el personaje trotaba a lado del vehículo hasta encontrar el primer hombre la siguiente escuadra, interminablemente hasta alcanzarse el destino final previsto. ¿Cuál era la tarea adicional? – sencilla para expresar, peligrosa para cumplir, decisiva para evitar un enorme riesgo para el personajes visitante: el soldado que de lado y lado trotaba al lado del vehículo del personaje, tenía que aparar, evitar que cualquier objeto de cualquier clase que fuese lanzado desde la inmensa cantidad de personas, cayera al personaje que se protegía. Recuerdo con inmensa alegría, que, al solicitar voluntarios para cumplir tan peligrosa tarea, todos los soldados de la unidad fundamental, 130 hombres, se ofrecieron voluntariamente para haberlo. Sobra decir que se cumplió al igual que otras múltiples tareas conocidas nacional e internacionalmente. Otras naciones se interesaron en ella y en primera fila estuvieron los cuerpos de seguridad franceses, para la visita de su presidente.
En septiembre de 1958, visita a Colombia el Presidente Francés Charles de Gaulle. Si hubo razones importantes para garantizarle a Kennedy su integridad personal, los hechos demostraron que teníamos razón en preocuparnos y usar la mas completa versión moderna de seguir integral. En su propia nación no tuvo en 1963 esa seguridad, para impedir un asesinato que causó estupor mundial.
Francia había alcanzado el rango de potencia atómica, y el nuevo presidente, héroe de segunda guerra mundial, impulsó una nueva política exterior de Francia, donde América Latina cobró otra relevancia. La visita de este mandatario a Colombia tuvo motivaciones políticas, estratégicas y económicas. Pero la visita no tuvo grandes resultados en términos económicos, sino que su impacto fue, ante todo, político y estratégico. Desde el norte de Africa se proyectaban amenazas contra la seguridad de afamado presiente francés, de ahí que se aplicaron las experiencia usadas en la visita exitosa de Kennedy para repetirlas y buscar mayor eficacia y prontitud. No se presentaron incidentes, las medidas preventivas impidieron o hicieron abortar lo que estaba en un posible riesgo para el presidente francés.
Los generales colombianos Juan Salcedo Lora, Comandante de la Segunda Brigada con jurisdicción en la costa atlántica y Montenegro Rinco de Director de la Policía Nacional de Colombia, reciben del presidente George H.W el saludo de agradecimiento por las medidas de seguridad adoptadas durante su visita.
El 15 de febrero de 1990, Colombia recibió la visita del presidente de EE. UU, George H.W. Bush en Cartagena, con estadía transitoria en Barranquilla. Motivado el recién fallecido presente norteamericano asistía a la cumbre antidroga con sede en Cartagena, donde asistieron los mandatarios Alán García del Perú y Jaime Paz Zamora de Bolivia.El despliegue de seguridad fue extraordinario por tierra, mar y aire con participación de las cuatro fuerzas institucionales y los servicios de seguridad nacionales y sus correspondientes del extranjero. Las alertas de seguridad se pusieron al máximo por las características del evento y las amenazas potenciales y la calidad de asistentes nacionales y extranjeros. La amenaza de los cuarteles internacionales de la droga eran una realidad en toda américa. Los carteles de Medellín, liderado por Pablo Escobar y el de Cali, comandado por los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, estaban en plena actividad y los de México igualmente. No se descartó nada en los planes de control de riesgos. Había expectativa por la visita de Bush al país luego que, en enero de 1990, barcos estadounidenses circundaran aguas colombianas en el Caribe, e inclusive surgieron rumores según los cuales Estados Unidos estaría evaluando iniciar una operación antinarcóticos en Colombia sin el consentimiento del país.
Ello fue descartado, pero el solo rumos podía despertar mas animadversión de los colombianos hacia el país del norte. El primer mandatario colombiano, Virgilio Barco declaró que “George Bush nunca aprobaría unas acciones que violaran la soberanía colombiana».
El expresidente estadounidence, fallecido el pasado 30 de noviembre, estuvo en Colombia y los antecedieron en la visita Ronald Reagan (1982), John F. Kennedy (1961) y Franklin D. Roosevelt en 1934.