El mayor retirado Carlos Guillermo Ospina, que renunció a la Comisión de la Verdad poco antes de la entrega del Informe Final, entregó a esa entidad un volumen que, con anexos, supera las 600 páginas sobre sus hallazgos sobre el conflicto en Colombia. El texto está centrado exclusivamente en estudiar a la extinta guerrilla de las Farc.
Uno de los hechos más polémicos relacionado con la Comisión de la Verdad (CEV) tuvo que ver con la renuncia a su cargo del comisionado Carlos Guillermo Ospina, mayor retirado del Ejército que había sido escogido para integrar la CEV desde sus comienzos y además representaba la única voz entre los comisionados proveniente del entorno de las Fuerzas Armadas.
No obstante, antes de su renuncia, el mayor Ospina entregó un informe a la Comisión de la Verdad compilado en un volumen de 662 páginas con anexos bajo el título “Las heridas de las Farc: Graves violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario por parte de las FARC-EP en el marco del Conflicto Armado No Internacional Colombiano”. Los capítulos fueron escritos por investigadores que firman cada uno de los apartados y la mayoría provienen también del entorno de la Fuerza Pública, pues son militares retirados o académicos vinculados con la Policía y las Fuerzas Armadas.
En este documento se hace un estudio minucioso de la organización guerrillera apelando a múltiples fuentes que incluyen bases de datos, libros académicos e históricos, estudios anteriores, información oficial y publicaciones de la propia organización guerrillera, también acuden a entrevistas de víctimas, militares y excombatientes realizadas por la misma Comisión de la Verdad, material con el cual el mayor Ospina hizo una amplia radiografía de ese grupo armado y su trayectoria durante el conflicto colombiano.
Entre otros, hay apartes sobre la relación de las Farc con diferentes movimientos políticos, un extenso esbozo histórico y además numerosos datos sobre crímenes cometidos por esa guerrilla, un análisis del reclutamiento forzado y un capítulo sobre violencia sexual en el marco del conflicto.
Un insumo evidente en varios de los apartados del informe es la información de inteligencia relativa a las Farc, que sirve para soportar muchas de las afirmaciones del informe, como los vínculos de esta guerrilla con movimientos y partidos legales o su infiltración en diversas esferas de la sociedad.Paradójicamente, la información de inteligencia le fue negada en varias oportunidades a la Comisión de la Verdad cuando era relativa a otros aspectos del conflicto, como los crímenes cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas.
Un primer elemento interesante del informe es que busca sustentar la tesis de que las Farc fueron un actor sumamente violento dentro del conflicto y para ello se utiliza un acervo estadístico y documental que viene de diversas fuentes, aunque existen subregistros y falencias en los datos que no permiten un panorama más completo. En tal sentido el informe afirma que “los datos numéricos son relativamente poderosos para evidenciar los impactos que el conflicto y, especialmente, las Farc-Ep dejaron en la sociedad”, pero aclara que “se debe precisar que gran parte de las cifras y datos sobre las Farc-Ep aún está dispersa en fuentes que divergen entre sí y se obstaculiza el debido registro riguroso y eficaz”. Según el texto, unas 35 fuentes documentales sirvieron para soportar el informe.
El documento asegura con datos de la Fiscalía que 61.300 delitos son atribuidos a las Farc y que en categorías como el ataque a poblaciones y cascos urbanos esa guerrilla es responsables del 64% de tomas guerrilleras, seguida por el Eln con 19%. No obstante, en casos de homicidio, los paramilitares duplican a las Farc. Los Bloques Occidental, Oriental y Noroccidental fueron los principales responsables de crímenes ocurridos en el marco del conflicto, según el documento.
De acuerdo con el informe “la violencia desproporcionada fue un medio utilizado por las Farc-Ep a lo largo del conflicto armado para lograr la toma del poder. Durante este camino la organización pasó por complejos procesos de estructuración y crecimiento que dejaron graves secuelas en la sociedad en materia económica, de derechos y medio ambiente”. Este enfoque merece una atención especial, pues buena parte de la argumentación se centra en demostrar los estragos económicos que le causó el conflicto armado al país.
Daños a la economía
Por ejemplo, en cuanto a ataques a la infraestructura, se señala dos blancos predilectos: los oleoductos (491 casos) y la infraestructura eléctrica (658 casos), el tercer blanco de ataques que sigue es considerablemente inferior: la infraestructura vial con 88 casos, lo que indicaría una política de esa organización para afectar a multinacionales y sectores estratégicos.
Pero el análisis va más allá. Con cifras del Gobierno Nacional se asegura que durante el mayor pico de la confrontación entre el Estado y esa guerrilla el 11.7% del gasto público estuvo dedicado a la guerra y la situación de conflicto generó una pérdida del 3.4% del Producto Interno Bruto. A continuación el documento se hace una pregunta que han lanzado también quienes propugnaron por una salida política a la confrontación: “cómo hubiese sido la distribución del gasto público y el gasto militar bajo un escenario sin conflicto armado”, pero esta argumentación no contempla los factores estructurales que causaron el surgimiento de las guerrillas, culpándolas del atraso y la miseria rural: “las afectaciones en cuanto a pobreza han sido mayores en el campo colombiano y, como consecuencia, el conflicto ha frenado el desarrollo rural y el bienestar de sus habitantes”.
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