Tal es el caso del ministro de defensa, el cual es profano en planes de defensa nacional, estrategia, táctica y operatividad para la preservación del Estado, funciones que desarrollan nuestras Fuerzas Militares, contra arteros terroristas y narcotraficantes, cuyo accionar se incrementa y pulula en campos y ciudades del país.
Por TC (R) Gustavo Roa Cuervo
En recientes declaraciones, el expresidente Iván Duque Márquez, manifestó su descontento por la salida ordenada por el gobierno nacional de más de 100 oficiales del Ejército y de la policía, los cuales habían cumplido meritorias y exitosas operaciones contra la delincuencia, durante su gobierno.
No se hizo esperar la respuesta del ex magistrado que oficia en el actual gobierno, cómo ministro de defensa, Iván Velázquez. Es la primera vez que estoy de acuerdo con una frase expresada por el ministro en mención, cuándo manifiesta que “las Fuerzas Militares y la policía no le pertenecen a ningún gobierno, sino que son instituciones qué le pertenecen al Estado colombiano”.
Pero una cosa es lo que manifiesta en esta oportunidad y otra fue su reprochable actitud con relación a la salida inexplicable de altos mandos militares, tan solo horas después de haber asumido como ministro del gobierno de Petro y previo a sus declaraciones amenazantes en contra de la cúpula militar del anterior gobierno, argumentando una supuesta revisión sobre la conducta del alto mando anterior, como si evidentemente las Fuerzas Militares y la Policía, perteneciera a partir de ese momento a la voluntad ideológica y política del Pacto Histórico.
Pero tampoco es explicable, qué el ministro de defensa a lo largo de estos meses, no cumpla con algunas funciones inherentes a su cargo, con el fin de permitir una comunicación fluida y eficaz, entre las diversas estructuras pertenecientes al ministerio.
Una de ellas es la obligación de actuar como vocero, representante y defensor de las fuerzas militares y de la policía, cuando éstas son sometidas a actos terroristas por grupos delincuenciales, que debe originar contundentes pronunciamientos oficiales de apoyo y solidaridad. Parece que las fuerzas, sufrieran de una orfandad profunda, del gobierno y sus ministros, mientras los medios de comunicación y el gobierno ocultan graves hechos de humillación contra el ejército, por parte de los delincuentes, con un inexplicable silencio de Petro y su ministro.
La sociedad colombiana ha visto puntualmente cómo el gobierno, ha permanecido mustio, ante los asesinatos, emboscadas y atentados sufridos por miembros de la Fuerza Pública, así como cobardes y criminales secuestros cometidos por bandas delincuenciales e integrantes de agrupaciones indígenas al servicio de los terroristas, en diferentes sectores del país, a pesar del aparente deseo del gobierno de Petro de convertirse en la “potencia mundial de la vida”.
Lamentablemente el ministro Velázquez, tiene una notable ignorancia en temas técnicamente militares. Ninguno de sus numerosos críticos, aspiramos a que el ministro nombrado por Petro, fuera un afamado estratega militar, qué dominara a la perfección las áreas del arte militar, como la logística, el planeamiento, la inteligencia y los cuidadosos cálculos que se hacen en las operaciones militares, para enfrentar exitosamente un enemigo, tan aleve y traicionero como los existentes en nuestro país.
Lo que sí exigen los colombianos, es que los ministros jefes de las diferentes carteras, tengan por lo menos una información previa y básica sobre el tipo de misión que deben cumplir y su disposición profesional, experiencia, habilidad y capacidad intelectual para generar una gestión eficaz. Estas condiciones han faltado en varios funcionarios gubernamentales, causando detrimento e impacto negativo, en la administración pública.
Tal es el caso del ministro de defensa, el cual es profano en planes de defensa nacional, estrategia, táctica y operatividad para la preservación del Estado, funciones que desarrollan nuestras Fuerzas Militares, contra arteros terroristas y narcotraficantes, cuyo accionar se incrementa y pulula en campos y ciudades del país.
Aun así, parece no aceptar las recomendaciones y sugerencias de sus asesores militares y expertos multidisciplinarios, los cuales son conocedores en temas inherentes a la seguridad del Estado y las vulnerabilidades y amenazas identificadas gracias a estudios ponderados, que han logrado identificar, el accionar de agrupaciones delincuenciales con intereses internos y trasnacionales.
Es evidente la neutralización operativa por parte del ministerio, hacia el concepto de preservación y control del orden público, que deben cumplir las fuerzas de seguridad del Estado. Es inexplicable esta actitud que ha tomado el gobierno, con relación a la evidente obstrucción de algunos procedimientos operativos. El populismo y la ideología del gobierno están influenciando la misión de nuestras Fuerzas Militares y de policía y contrario a la respuesta del ministro, con relación a la queja del expresidente Duque, parece que se hubiesen adueñado de la misión institucional, la cual está contaminada con la politización y fines ideológicos.
No es aceptable que la eficacia operativa de estas instituciones estén supeditadas, no a la misión establecida en la constitución nacional, sino más bien a los intereses populistas y políticos del actual gobierno izquierdista.
Tal es el caso, de la permisividad con que el gobierno le da tratamiento a los agresivos indígenas, estimulados por grupos delincuenciales y en algunas ocasiones también por agrupaciones de afrodescendientes, los cuales ocupan ilegalmente predios, terrenos e instalaciones productivas, en nombre del hipócrita discurso sobre el “derecho a tierras ancestrales”.
La capacidad de intimidación de los indígenas está totalmente desbordada, secuestrando militares, atacando campesinos, agricultores, bloqueando vías, destruyendo complejos productivos, incendiando y arrasando propiedades privadas, con el silencio permisivo e inacción efectiva del gobierno de Petro y del ministro Velázquez.
Es tal el poder intimidatorio que los líderes de estas hordas de desadaptados, que manifiestan interpretar el derecho taxativo expresado en campaña por el líder del pacto histórico, hoy a la cabeza del gobierno, en la aplicación del supuesto derecho a ocupar tierras y expropiar la propiedad privada.
El silencio del ministro ante hechos delincuenciales, es evidente, a pesar de adolecer sobre cualquier conocimiento o experiencia de tipo castrense, debía por lo menos recorrer personalmente los escenarios dónde se desarrollan operaciones militares y junto con los altos mandos, verificar controlar y apoyar a los miles de hombres y mujeres qué sacrifican su vida en defensa de la institucionalidad.
El problema del actual gobierno es ignorar el desbordamiento del delito, pero más grave aún, es que parece que a Velázquez, no le gusta salir de los cómodos y abullonados sillones de la casa de Nariño y de las instalaciones de su despacho, para colocarse botas, jeans y subirse a un helicóptero, con el fin de visitar los recónditos sitios de Colombia dónde los criminales atentan contra la sociedad colombiana y las fuerzas de seguridad cumplen su misión institucional.
Iván Velázquez, debe ser el coequipero en las acciones constitucionales, que cumplan las fuerzas del orden, entendiendo que nuestras instituciones militares deben enfrentar la criminalidad, para proteger los intereses del Estado, de la constitución y la protección de la sociedad colombiana.
Los enemigos de Colombia son delincuentes con gran astucia, sagacidad y gestores de innumerables artimañas y perversas intenciones, desconocidas para los burócratas colombianos. La realidad de estas peculiares características que adoptan estos grupos, para embolatar y engañar a los interlocutores, seguramente lo comprobaremos en un futuro a raíz de los nuevos diálogos con el eln, para alcanzar, según el gobierno la llamada “paz total”, de Petro. ¡Ya veremos!
Artículo tomado de: https://www.lalinternaazul.info/2022/11/28/las-fuerzas-militares-deben-estar-al-servicio-del-estado-y-no-del-gobierno-de-turno/
Un comentario
Excelente la columna del Teniente Coronel Gustavo Roa Cuervo, sobre que las Fuerzas Militares y de Policía, no son d ningún gobierno, son y tienen que estar es al Servicio del Estado y protegiendo al pueblo; porque para eso fueron creadas y la Constitución Nacional así lo determinan.
Eduardo Torres Franco